¿Puedo perdonar una infidelidad?
Por: Mavis Suárez
Es muy distinto plantearse esta pregunta desde la imaginación, suponiendo cómo reaccionaríamos, que desde la ocurrencia del hecho. Por mucho que pensemos en supuestos escenarios, no podemos estar seguros de cómo nos afectaría si estos se dieran en la realidad.
Para hablar de la reacción ante la infidelidad debemos dejar claro, ante todo, que no sólo hay distintos tipos de personas y de parejas, sino también de infidelidades.
Entonces, ¿Es posible perdonar una infidelidad y continuar con el proyecto de pareja? Sí, pero la decisión no es fácil y conseguirlo o no depende de numerosos aspectos.
Primero: conocer los tipos de infidelidad
En primer lugar es importante revisar y comprender cuales son las características que envuelven esa infidelidad, es por ello que algunos terapeutas dividimos las infidelidades según su tipo.
Así mismo una infidelidad podría ser:
- Accidental. Situación única o puntual (“desliz”) que ocurre bajo circunstancias especiales (consumo de alcohol o sustancias, viajes…). No se relacionan con una situación de pareja insatisfactoria y en muchas ocasiones son vividas con malestar porque no van en consonancia con los valores de la persona.
- Romántica. Se da, fuera de la pareja, una experiencia amorosa intensa y muy pasional, propia del enamoramiento. La persona siente que no puede eludir ese sentimiento. Esta experiencia de enamoramiento suele ser transitoria.
- Recurrente. Infidelidad que se produce de forma reiterada pero no obedece a una insatisfacción del infiel con la relación de pareja. Es mucho más prevalente en varones. Se trata de personas con gran necesidad de seducir y ser constantemente valoradas por otras, lo cual les lleva a reincidir. Suelen desplegar una conducta de conquista que les resulta un reto. Se trata de infidelidades parciales, de tipo sexual, con poca vinculación afectiva con la tercera persona (aunque sí suelen exigir a esta dedicación exclusiva y admiración). En su relación de pareja suelen tener una posición de poder, controladora de la relación. Generalmente presentan rasgos de personalidad narcisista. Suelen rechazar sentirse muy unidos a su pareja, por el temor a perder el control sobre la otra persona. No les incomoda la situación de engaño y tienden a negar reiteradamente la infidelidad ante las sospechas de su pareja. Tienen normalizada su conducta y no sienten culpabilidad por engañar a la persona con la que se habían comprometido. Lo que les molesta es básicamente ser descubiertos y que se les planteen peticiones como la separación.
- Compensatoria. Se derivan de la percepción, por parte de quien comete la infidelidad, de que su relación de pareja es insatisfactoria. El porcentaje es similar en hombre y mujeres. Priorizan la satisfacción de necesidades individuales frente al compromiso de fidelidad, y por tanto suelen dar lugar a sentimientos de culpa y ansiedad. Pueden ser de tipo exclusivamente sexual o emocional, aunque generalmente se produce una combinación de ambas. El miembro traicionado de la pareja frecuentemente no es consciente del deterioro del vínculo, por ejemplo porque la dedicación satisfactoria a otros menesteres (crianza de los hijos, trabajo, al cuidado de un miembro de la familia, etc.) le ha hecho relegar la vinculación con su pareja a un segundo plano, hasta el punto de no percibir el riesgo en que se encuentra su relación.
¿Cuáles son los factores que favorecen una infidelidad?
En este sentido, es importante dividir cada uno de los posibles escenarios:
Por parte de quién comete la infidelidad:
- Posición de poder a nivel social (alto nivel educacional, alto estatus socioeconómico) y dentro de la pareja.
- Liberal.
- Haber recibido educación permisiva y sobreprotectora que facilita la transgresión de normas por pura conveniencia y la laxitud respecto a la propia responsabilidad.
- Proceder de una familia en que se daba con frecuencia la infidelidad, se aceptaba, se normalizaba o incluso se valoraba positivamente.
- Rasgos narcisistas (búsqueda del propio bienestar sin dar importancia a las posibles consecuencias negativas en la otra persona, necesidad de sentirse en una posición de poder respecto a la pareja).
- Extroversión, búsqueda de emociones fuertes, baja tolerancia a la rutina y al aburrimiento.
- Dificultades para seguir sintiéndose vinculado afectivamente con prioridad a la pareja tras el nacimiento de los hijos.
- Pasar por dificultades en el ámbito laboral, con disminución de estatus.
- Haber pasado por un evento estresante importante que puso en peligro la supervivencia.
Por parte de la persona traicionada:
- Baja autoestima
- Posición de poco poder dentro de la pareja.
- Tendencia a la resignación frente a aquello que no desean.
- Abandono de la relación de pareja para centrar su atención en otras fuentes de satisfacción o de dedicación
- Dificultades para percibir las necesidades del otro y confundirlas con las propias.
De la propia relación en pareja:
- Insatisfacción sexual (aunque no necesariamente deben existir relaciones sexuales fuera de la pareja para considerar que existe infidelidad).
- Insatisfacción respecto a la vinculación afectiva.
- Diferencia de expectativas respecto a la exclusividad o no, o respecto al grado de compromiso adquirido.
- Abandono de la relación de pareja a favor de la relación con los hijos, dando prioridad absoluta a las necesidades de estos.
- Desgaste y cansancio.
Entonces, ¿Cómo puedo valorar la posibilidad de perdonar una infidelidad?
Una vez analizados los aspectos anteriores, es importante que te planees las siguientes interrogantes:
¿Cuál es la gravedad de las consecuencias de la infidelidad?
Son determinantes a la hora de plantearnos si podremos perdonar o no, puesto que algunas de las consecuencias pueden ser muy destructivas. Es importante, por ejemplo, si se ha puesto en riesgo la salud de la persona traicionada, ya sea física (por ejemplo, contagio de enfermedades de transmisión sexual) o mental (ser traicionado por la pareja puede llevar a la persona a desarrollar patología psicológica incluso grave, como intentos de suicidio, depresión, celotipia…). La sensación de que tu pareja ha sido capaz de poner en riesgo tu salud puede generar un rencor que dificulta mucho la posibilidad de perdonar.
¿Cómo ha sido el engaño?
Su duración, si ha ocurrido en una única ocasión o de forma reiterada (reincidencia), circunstancias en las que se produjo… Hay que diferenciar si la infidelidad es recurrente (más asociada a las características individuales del miembro infiel) o compensatoria (más asociada a características disfuncionales de la relación de pareja).
¿Hubo negación del engaño? ¿Cómo ha sido?
También es importante si, ante la sospecha del otro miembro de la pareja, la persona infiel ha negado la existencia de engaño de forma insistente y prolongada en el tiempo. A veces esta negación llega aún más lejos, y quien es infiel intenta cuestionar la cordura de la otra persona y su criterio de realidad (“estás loca, ¿cómo puedes pensar eso de mí?”, “tú no estás bien”); esta es una forma de abuso psicológico llamada “luz de gas” o gaslighting, en la que se intenta manipular a la víctima para que dude de su percepción, su juicio o su memoria.
¿Cómo se han revelado los hechos?
Suele generar menos rencor si el propio miembro infiel de la pareja es quien comunica el engaño que si la otra persona ha de realizar una ardua labor de investigación para conocer la verdad.
¿Cómo es la personalidad de tu pareja?
Los rasgos narcisistas en cualquiera de los miembros de la pareja pueden dificultar el perdón. Una persona con rasgos narcisistas que sea traicionada reaccionará probablemente con gran rabia y rencor al sentirse “sustituida” o “menospreciada”. Si es quien comete la infidelidad quien tiene estos rasgos narcisistas, puede tender a minimizar lo ocurrido, hacer atribuciones de culpa externas y esto puede dificultar la aceptación de responsabilidad, siendo más difícil que la otra persona se plantee el perdón.
Si la persona traicionada tiene una personalidad dependiente puede tender a perdonar una infidelidad porque en realidad se siente incapaz de seguir su vida sin esa persona.
¿Existen creencias negativas sobre el perdón?
Y en esta me explico:
- Perdonar significa restar importancia a lo ocurrido.
- Perdonar implica eximir al otro de su responsabilidad.
- Perdonar es de débiles, solo quien está en una posición inferior frente al otro perdona.
- Se deben perdonar las infidelidades, es lo esperable (por contra, el perdón debería contemplarse como una elección libre en la que pueden influir positivamente las acciones de reparación que se realicen, y no como una obligación).
Obstáculos para la superación de una infidelidad y la continuación de la pareja.
¡Maravilloso! ya hiciste un análisis previo de la situación y ambos han acordado continuar con la relación.
Entonces, es importante que tengan en cuenta cuales son los siguientes pasos durante este proceso ya que es posible que se encuentren con algunos obstáculos como:
– Ausencia de actitud recíproca y de compromiso efectivo. Para sobreponerse a una situación de infidelidad, ambas partes deben estar de acuerdo y comprometidas.
– Dificultades para abordar el rencor. Este es un aspecto fundamental, puesto que, por mucho que queramos continuar juntos, si el rencor se enquista en la relación, dificultará el proceso.
– Dificultades para controlar las conductas negativas hacia el otro. Cuando se adopta la decisión de mantener la relación es necesario hacerse consciente de que las conductas destructivas persistentes hacia la parte infiel (castigos, reproches, muestras de suspicacia o desconfianza, etc.) no generan un contexto favorable a la hora de intentar reconstruir la pareja.
– No darse tiempo. Se trata de un proceso, y por tanto será necesario darse tiempo para la modificación de conductas, pensamientos y emociones negativas.
– No asumir responsabilidades. A veces la persona traicionada está tan dolida que no puede aceptar su parte de responsabilidad en la situación, si es que tiene alguna. Por ejemplo, se debe asumir la posibilidad de haber descuidado o incluso abandonado la relación de pareja en favor del cuidado de los hijos y no haber atendido a las quejas y señales de peligro que la pareja mandaba respecto a cómo se estaba sintiendo desplazado/a o no atendido/a.
– Expectativas inadecuadas de cambio. Las personas que incurren en una conducta de infidelidad recurrente no suelen beneficiarse de abordajes de pareja y a menudo no quieren cambiar a nivel individual, pese a las expectativas de cambio que pueda tener la otra parte. Suelen tener poca conciencia respecto a su conducta inadecuada y problemática. A menudo acceden a acudir a terapia solo para intentar contentar a su pareja y evitar la separación, porque muchos no quieren separarse sino mantener su forma de vida como hasta ahora. Eso les lleva a implicarse poco en el proceso. Si en una pareja ambas personas mantienen visiones muy dispares respecto al compromiso de fidelidad, es difícil que funcione una terapia de pareja.
– Expectativas inadecuadas sobre la terapia. Cuando una pareja decide acudir a terapia para intentar reconstruirse tras una situación de infidelidad, es importante tener en cuenta varios aspectos:
- El terapeuta no es un juez al que “solicitarle” un veredicto que nos dé la razón. A veces hay quien acude a terapia con la idea de que el terapeuta se aliará con su sufrimiento, le dará la razón y se creerá un entorno de culpabilización y reproche al otro. Un terapeuta nos puede ayudar a neutralizar el rencor e intentar reconducir la relación, pero no es su trabajo ponerse de parte de un miembro de la pareja para castigar al otro.
- Un terapeuta no siempre tendrá por qué apoyar objetivos con los que no esté de acuerdo; por ejemplo, si el terapeuta aprecia conductas de abuso y manipulación evidentes, debe atenerse a sus principios éticos y código deontológico.
Como siempre ¡Gracias por leerme!. te envío un abrazo terapéutico!