Preocupación y ansiedad:
¿Por qué me pasa?
Por: Mavis Suárez
“La preocupación es una forma que tiene nuestro cerebro para manejar los problemas con el objetivo de mantenerte a salvo”. “Cuando nos obsesionamos con un problema, esa preocupación deja de ser funcional”.
Pero, ¿Qué es la preocupación?
Preocuparnos supone un excesivo intento de la mente por anticipar el futuro.
Preocupaciones: pre-ocupación, ocuparse ante de que ocurra, ocuparse cuando aún no es una realidad.
Si lo miramos como una forma de anticipar y “estar preparados” quizás nos preguntemos; ¿pero entonces qué tiene de malo? Sin embargo, ocuparse de algo que aún no ha ocurrido implica cargar a la mente y al cuerpo de energía que no tiene sentido. Ocupar la mente en cosas que aún no sucedieron y sobre todo pensar en que cuando sucedan saldrá todo mal; solo desconecta del presente, no permite ver la realidad con la claridad suficiente, y aumenta la tensión corporal.
Si lo piensas sincera y detenidamente las preocupaciones nunca suponen algo positivo; son una serie de pensamientos sobre algo que va a ocurrir, cargados de sensaciones negativas de que algo va a resultar mal, lo que los vuelve muchas veces incontrolables.
Las personas que viven preocupadas son expertas generadoras de problemas: siempre están descubriendo “posibles problemas” pero con la mente lo suficiente ocupada en esas preocupaciones, son incapaces de generar respuestas o soluciones prácticas. La preocupación es útil sólo cuando moviliza a actuar; sin embargo, una persona con ansiedad rara vez podrá responder: su cuerpo es incontrolable. Si la respuesta es de parálisis no sirve para nada.
Aprender a identificar de que nos preocupamos y poder diferenciar entre cuales son los escenarios posibles de una situación nos da más herramientas para hacer frente a cualquier evento.
Hay tres cosas que ayudan a reducir tus preocupaciones:
- Destina un “presupuesto” a la preocupación, cierto periodo en el que te permitas preocuparte por un problema. Cuando termine ese tiempo (comienza con 20 minutos), redirige tus pensamientos de manera consciente.
- Cuando notes que estás preocupado por algo, oblígate a idear el siguiente paso o a actuar.
- Escribe tus preocupaciones. Las investigaciones demuestran que tan solo ocho o diez minutos de escritura pueden ayudar a calmar los pensamientos obsesivos.
¡Gracias por leerme, te envío un abrazo terapéutico!