¿Cómo saber si mi psicólogo es honesto y trabaja dentro de la Legalidad Vigente?
Por: Mavis Suárez
Aquí te voy a hablar de aspectos que son importantes para recibir una buena atención psicológica y no llevarse sorpresas desagradables transcurrido el tiempo. Esta entrada podría parecer extraña, porque de antemano nadie tiende a pensar que puede terminar en manos de personas que, por alguna razón, no deberían estar realizando la labor que realizan. Hablaré de situaciones reales que he conocido de primera mano y quizás esta información pueda servir a alguien para darse cuenta de anormalidades de las que no se había percatado.
En este tema voy a abordar dos apartados que me interesan por la repercusión que tienen. El primero trata sobre situaciones en las que los psicólogos no ejercen de una forma regularizada la profesión y, por tanto, no deberían estar haciéndolo. No cualquiera puede ponerse a atender pacientes en una consulta de psicología. Esta frase, que puede parecer una perogrullada, verás que cuando la desarrolle se entenderá mucho mejor. Si quieres acudir a una consulta, lo primero es buscar a un profesional que esté capacitado legalmente para abordar problemas de salud mental desde la Psicología. Esto ya de entrada significa una cosa: para ejercer como psicólogo en el ámbito de la salud es requisito no sólo haber terminado la carrera de Psicología, sino también cumplir otros requisitos formativos y administrativos posteriores.
El segundo apartado va sobre profesionales cuyos intereses pueden estar yendo más allá que ayudar al paciente con su problema.
Mi psicólogo no puede atender pacientes:
¿Cómo puede ser esto? Te explicaré por qué y luego te pondré algunos ejemplos en los que puede ocurrir esta situación.
Para ejercer la psicología en el ámbito de la salud (hay otros como el educativo o el laboral, de los que no vamos a hablar aquí), lo primero es haber estudiado la licenciatura o el grado de Psicología. Pero con esto no es suficiente; cualquier persona que tenga la carrera terminada no puede ejercer. Para ello, es necesario estar oficialmente habilitado, y actualmente existen dos vías para llegar a ello: realizar el Máster de Psicología General Sanitaria o realizar la formación especializada llamada (Psicólogo Interno Residente).
1. En la consulta de mi psicólogo, en su página web o en sus redes sociales no aparece por ningún lado la palabra psicólogo. O sea, tan simple como esto: puede ocurrir que quien tú consideras psicólogo en realidad no lo sea. Ojo si alguien te recomienda a un “psicólogo” o “terapeuta” buenísimo que le ha ayudado mucho, o si ves publicitada terapia pero no pone por ningún lado que esté realizada por un psicólogo.
A veces la palabra psicólogo no se usa con propiedad, y puedes terminar creyendo que vas a un psicólogo que ni siquiera lo es. Hay personas sin la titulación de psicología que se publicitan como otras cosas (terapeuta, coach, ,consejero, orientador emocional, facilitador…); evitan denominarse psicólogos para intentar soslayar acusaciones de intrusismo y problemas legales, pero luego hacen funciones propias de un psicólogo (y a veces sin ningún acierto, dicho sea de paso). En este caso, estaríamos hablando de intrusismo profesional.
Si te interesa acudir a un psicólogo y no a personas cuya formación no está regulada de ninguna forma, infórmate bien. Te recomiendo que entres en la página web del Colegio Oficial de Psicólogos de tu provincia o de la provincia donde ejerza esa persona y en el buscador de profesionales introduzcas su nombre. Estar colegiado/a es un requisito imprescindible para poder ejercer como psicólogo. Como principio, no confíes tu salud mental a alguien que no lo esté. Ah, y mejor busca esta información por tu cuenta, porque está disponible y el hecho de que te aporten un número de colegiado o lo veas impreso en algún lado no implica que sea real.
Hagamos una mención especial a la palabra terapeuta porque puede llevar a confusión. No desconfíes de la palabra terapeuta; sólo asegúrate de que tu terapeuta es psicólogo titulado. Un psicólogo puede denominarse terapeuta porque hace terapia psicológica. Pero no todos los que se denominan terapeutas tienen una titulación oficial y válida para ejercer la psicología. Si una persona te insiste en que se puede ser terapeuta sin ser psicólogo, desconfía. En España no existen formaciones académicas regladas y reguladas de “terapeuta”, y por tanto no se puede ejercer como tal sin tener una titulación.
2. Vi que mi psicólogo está colegiado y confié en que todo estaba bien, pero cuando le he pedido un documento o un informe, se ha negado a dármelo a través de excusas o me lo ha entregado firmado por otra persona. Aquí nos hemos topado con otro problema que puede darse: tu psicólogo está titulado, colegiado, con lo cual en teoría puede ejercer la profesión, pero… hay algún problemilla legal ahí. Ese problemilla puede ser que no esté contratado como psicólogo o dado de alta como autónomo, una de dos. Evitará darte documentos (p. e., justificantes de asistencia para presentarlos en el trabajo) o realizarte informes, puesto que su condición laboral no está regularizada y no se puede arriesgar a que lo descubran. Esto no quiere decir que te esté tratando mal o que esté cometiendo fallos en la terapia, pero sí que está trabajando de forma irregular y así no podrás recibir un respaldo suyo si lo necesitas algún día. Esa sería una situación que tú deberías conocer antes de iniciar la relación con esa persona; si la conoces y la aceptas, es tu responsabilidad. Lo que no puede ocurrir es que no lo sepas y te encuentres en un futuro con que esa persona no puede respaldarte como profesional. Tu le estás pagando sus honorarios totales, así que debe ofrecerte los servicios que ofrece cualquier psicólogo en condiciones regularizadas.
3. Acudí a un centro de salud mental para conseguir un psicólogo, así que no tengo que preocuparme, como trabaja en un centro seguro que tendrá todo legal y al día. No des por sentado este tipo de cosas. Sigue las recomendaciones anteriores, indaga sobre si esa persona está colegiada y asegúrate de que podrá respaldarte con documentos o informes en caso de que lo necesites en un futuro. Ten en cuenta que hay centros donde simplemente se alquilan consultas a profesionales. Según la escrupulosidad de quienes regenten esas empresas, serán estrictos con los requisitos que ponen a quienes les alquilan sus estancias… o no.
Otra posibilidad dentro de este punto es que no esté llevando tu caso un psicólogo sino un estudiante de psicología de grado o posgrado. En centros que tienen convenios para ofrecer prácticas universitarias puede haber estudiantes recibiendo formación. Por tanto, son personas que o ni siquiera han terminado la carrera, o no han terminado el máster de psicología sanitaria que los habilita para trabajar como psicólogos. Estos estudiantes pueden asistir como oyentes a sesiones, o pueden realizar algunas técnicas con el paciente bajo supervisión, pero lo que no sería normal es que llevasen todo el abordaje de un paciente por su cuenta; por algo son estudiantes. Cuando acudes a un centro privado de psicología ¿te gustaría que te tratara exclusivamente un estudiante sin que ni siquiera lo sepas? Estarás pagando un buen dinero, así que te mereces que te atienda alguien que al menos haya terminado la formación requerida para llevar pacientes de forma autónoma.
Las personas en prácticas deberían presentarse y/o ser presentadas ante los pacientes como estudiantes en prácticas. Los centros no pueden utilizar a estudiantes como “mano de obra” para llevar pacientes por su cuenta, ya que eso supone poner en riesgo tanto a los pacientes como a los propios estudiantes, que, por otra parte, están pagando a una universidad para recibir formación, no para trabajar con pacientes de forma autónoma sacando trabajo a los profesionales del centro, ni mucho menos cobrando por ello.
Una cosa es que te lleve habitualmente un profesional y de forma puntual un estudiante realice alguna labor contigo a solas, por ejemplo enseñarte una técnica de respiración o realizar una exposición. Otra cosa bien distinta es que el grueso de tu caso lo lleve un estudiante que puede que ni tenga la carrera terminada y que reciba poca supervisión de otro profesional o incluso nula. Este es un tema peliagudo, pero lo trato aquí con conciencia y digo lo que pienso al respecto: no está bien.
Y, ojo, no te confíes en la edad como criterio de experiencia. Hay personas que estudian la carrera tarde, por ejemplo en universidades como la UNED. Puedes sentarte ante una persona de más de cuarenta años y creer que se trata de un profesional experimentado, pero sin embargo es posible que sea aún estudiante. Mereces tener información sobre cuál es la formación de la persona con la que te sientas, y mucho más si es aún estudiante. Si pides un documento o un informe a quien te está tratando y te lo entrega pero va firmado por otra persona, que sea un estudiante puede ser una posibilidad. Pide explicaciones.
Caso que ilustra los puntos 2 y 3 (manteniendo todos los anonimatos posibles, decir que se trata de un caso real): paciente que va a varias consultas en un centro con una psicóloga; al cabo del tiempo, la paciente le solicita un informe que necesita entregar y la psicóloga se niega confiándole que está trabajando sin darse de alta en autónomos y no puede hacer informes. Le recomienda a la paciente que ponga una excusa del tipo “no consigo localizar a mi psicóloga, mi psicóloga está en una baja prolongada, mi psicóloga ya dejó de ejercer…” y le aconseja que vaya a su médico de cabecera a pedirle el informe que necesita. La paciente termina teniendo un problema por no entregar ese informe a tiempo donde se lo requerían. Sí, estas cosas pueden pasarte; hay gente buenísima en la profesión, y luego hay personas a las que les fallan los escrúpulos… como en todas partes.
A mi psicólogo le interesa algo más que mi salud mental:
Mi psicólogo me ha recomendado encarecidamente que acuda también a otro profesional para recibir un nuevo tratamiento y me ha insistido en que me dará un informe para que lo lleve o que cuando vaya a la nueva consulta mencione que voy en su nombre. Esto puede ir de ética profesional… Si bien es totalmente normal que un psicólogo te recomiende acudir a otro profesional del ámbito público o privado, como podría ser un psiquiatra, por ejemplo si considera que tu problema puede requerir la toma de medicación psiquiátrica, y si bien también es normal que si tú no conoces a ninguno te pueda mencionar a alguno/s que conozca que le merezca/n confianza, lo que ya no es tan normal es que se combinen varios aspectos: 1) te insista en que vayas a un profesional privado y concreto, 1) recalque que quede plena constancia de que vas remitido de su parte (con excusas como “para que te den cita antes”), 3) y mucho menos si se trata de tratamientos o procedimientos muy caros que te supondrán un desembolso económico importante.
Los psicólogos no son médicos, si bien tienen por formación nociones básicas sobre cuestiones como psicofármacos o procedimientos médicos usados en salud mental. Si tu psicólogo te recomienda que aparte de sus consultas acudas a un médico psiquiatra para recibir tratamiento adicional, no tiene por qué existir problema alguno, ya algunos problemas de salud mental requieren el abordaje por parte de varios tipos de profesionales. Lo que te debe poner sobrealerta son los aspectos que mencionábamos más arriba. Más allá de tu bienestar, la insistencia en dichos aspectos puede encerrar intereses personales de cualquier tipo entre esos profesionales. Por eso, si te encuentras en estas circunstancia, te recomiendo que preguntes y preguntes a tu psicólogo: ¿por qué cree que te vendría bien a ti ese tratamiento o procedimiento?, ¿cuál es la tasa de éxito en personas con tu problema?, ¿cómo funciona el procedimiento?, ¿hay tratamientos alternativos que puedan serte igualmente útiles?, ¿cuáles son los problemas que puede darte seguirlo?, ¿es un tratamiento muy nuevo o ya está muy experimentado?, ¿ese tratamiento lo ofrece también la Seguridad Social?, ¿lo ofrecen otros profesionales privados de la zona distintos al que te está recomendando?, etc. Puede que a través de preguntas de este tipo te des cuenta de que tu psicólogo te está recomendado un procedimiento del que apenas sabe ni en qué consiste, ni cómo funciona desde un punto teórico, ni cómo se aplica, ni sus datos de efectividad, ni la disponibilidad real en tu entorno… o sea, prácticamente nada salvo que te iría muy bien si vas al profesional que te está recomendando. ¡Desconfía!
Espero haberte ayudado con algunos tips para averiguar si has iniciado tratamiento con un profesional adecuado o si, por el contrario, toca plantearte cambiar, te envío un abrazo terapéutico!