Decir No: El "Superpoder"
De Las Personas Asertivas
Por: Mavis Suárez
¿Me prestas 500 euros? ¿Te importaría cuidar de mis hijos esta tarde? ¿Te quedas hoy en la oficina una hora más para terminar el trabajo pendiente?… Seguro que te suenan este tipo de peticiones o sugerencias cotidianas. ¿Eres de los que siempre acepta? ¿Te cuesta decir NO? Este es un problema habitual. Muchas personas sienten verdadera dificultad para decir NO y se sienten mal negándose a las peticiones que les realizan, pese a que no les apetezca o no vean del todo correcto acceder a las mismas. Lo bueno de este asunto es que la capacidad de decir NO se puede entrenar.
Cuando hablamos de decir NO nos referimos a ser capaces de rechazar peticiones o sugerencias si es eso lo que queremos. Hay muchas personas que sienten verdaderas dificultades para decir NO a los demás, y eso los lleva a aceptar prácticamente cualquier cosa, sin importar si lo desean o no, o si están de acuerdo o en desacuerdo. Incluso las peticiones menos razonables o injustificadas pueden ser aceptadas por alguien que no se siente capaz de decir NO.
Es importante tener algo bien claro: ser amable y considerado es una cosa, pero dejarse dirigir y utilizar es otra bien distinta. Decir NO en lugar de aceptar lo que no se desea es una forma de defender nuestros derechos.
Decir NO forma parte de una capacidad más amplia que se denomina asertividad y que podríamos describir de forma simple como la disposición de una persona para defender y ejercer sus derechos, sin vulnerar los derechos de los demás. Ser asertivo supone una forma saludable de actuar que podríamos situar entre dos polos problemáticos: el del sumiso, que se deja manipular y cede ante los demás, y el del agresivo, que manipula y viola los derechos de los otros. La persona asertiva respeta a los demás sin dejar de respetarse a sí misma.
En una entrega posterior de nuestro blog trataremos el tema de la asertividad con mayor amplitud, pero hoy nos centraremos en hablar sobre nuestro derecho a decir NO porque es un tema que surge mucho en las consultas de psicología.
¿Por qué cuesta tanto decir NO?
La dificultad para decir NO puede estar relacionada con factores culturales o educativos. Muchas personas tienen la creencia de que si se niegan pueden llegar a ser consideradas maleducadas o malas. Si te han enseñado que debes ser buena persona y eso pasa por respetar a los demás y anteponer sus necesidades, aunque ello suponga poner tus necesidades en un segundo plano y ceder para complacer o no decepcionar al otro, es posible que sientas mucha dificultad para decir NO en situaciones en las que tus necesidades y deseos no coinciden o se contraponen con los de aquellos con quienes te relacionas.
En algunas personas acceder y decir sí cuando en realidad por dentro se está deseando decir NO se convierte en un hábito, el hábito de complacer a los demás sobre sí mismo para no sentir cuestionada su propia bondad. Estaría relacionado con ideas morales transmitidas. En este caso, es probable que la dificultad para decir NO esté asociada a sentimientos de culpabilidad (sentir culpa al negarse, por estar anteponiendo sus necesidades a las de otros).
A veces nuestra dificultad para decir NO se relaciona con una necesidad de aceptación, porque tememos generar rechazo en los otros si nos negamos a lo que nos piden. Hay personas que temen que sus relaciones interpersonales se deterioren si se atreven a decir NO.
Desde un punto de vista psicológico, sentir dificultad para negarte a ciertas peticiones o situaciones puede estar reflejando una dificultad de autoafirmación. Es decir, quizás tu seguridad y confianza en ti mismo/a estén en cotas demasiado bajas. Y esto podría llevarte a evitar dar negativas, incluso aunque puedan estar totalmente justificadas.
Problemas asociados a no saber decir NO:
- Sobrecargarse de responsabilidades, tareas y estrés. A veces nos sentimos responsables de cosas que no nos corresponden, o nos sobrecargamos de tareas por la idea de que es mejor eso que negar ayuda a otro. En definitiva, la incapacidad de negarnos nos distrae de conseguir lo que deseamos, porque nos sobrecarga y nos resta energía y tiempo para lo que realmente nos interesa.
- Quienes no saben decir NO malacostumbran a las personas de su entorno, que esperarán siempre su disponibilidad y ayuda (y algunas incluso les explotarán). Esto se puede volver en su contra, porque, en caso de que en alguna ocasión no puedan acceder a cumplir una petición, pueden terminar recibiendo incluso malas caras y reproches (puedes haber hecho diez favores a alguien, pero si esa persona lo espera todo de ti, puede no tomarse bien que alguna vez le falles). Además, no saber negarnos puede hacernos sentir explotados e ir cargándonos de resentimiento, hasta que un día nos estalla la cólera por acumulación.
- Mantener creencias irreales sobre el beneficio de acceder siempre a ayudar a otros. Hay personas que creen de forma un tanto ingenua que, si se sacrifican por otros, ese esfuerzo les será devuelto o recompensado cuando lo necesiten. En realidad, ese principio de reciprocidad no siempre se cumple, pero, de cualquier forma, no debería guiar nuestra conducta.
Beneficios de saber decir NO:
- Mejora tu comunicación y tus relaciones. Ser asertivo favorece las relaciones saludables con los demás y previene que se den situaciones abusivas. Una persona que sabe decir NO está siendo honesta y a menudo se gana el respeto de los otros.
- Fortalece tu autoestima, dado que respetas tus necesidades y prioridades.
- Te permite dirigirte hacia lo que realmente te interesa. Cuando por no saber decir NO accedes a cumplir peticiones que te hubiera gustado rechazar, realmente estás perdiendo tu tiempo para dedicarte a lo que sí quieres hacer, o incluso desatiendes algunas de tus tareas para hacer lo que te han pedido. Dejas de estar con quienes quieres estar, dejas de ayudar a quien sí quieres ayudar… y todo por no saber negarte cuando lo deseas.
- Te permite tomar conciencia de lo que es importante para ti, y de paso descubrirás a las personas que te valoran por lo que eres y no por lo que les das.
- Te permite ser coherente contigo mismo/a. Evitarás hacer aquello que te desagrada o no quieres y no aceptarás cualquier petición sólo por querer complacer a otros.
Recomendaciones para vencer tu resistencia a decir NO:
Ten en cuenta que rechazar algunas peticiones no te convierte en una mala persona; no te hace egoísta ni indiferente ante los demás. Si dices NO, desecha sentirte culpable por ello.
- Detente a definir tus límites y necesidades. Si te conoces te será más fácil saber cuándo decir NO a una petición.
- Procura no responder de forma inmediata y casi automática cuando te veas ante peticiones o sugerencias. La precipitación en la respuesta puede llevarte a aceptar cosas que preferirías haber rechazado.
- Sopesa la situación, analiza tus ganas y posibilidades de acceder (o no) a lo que te están solicitando o proponiendo. Te puede ayudar plantearte una serie de preguntas como esta: ¿Realmente quiero aceptar o ahora mismo me estoy sintiendo presionado y lo que me gustaría es negarme? ¿Tengo tiempo y disponibilidad para dedicarme a lo que me están pidiendo? ¿A qué tendré que renunciar si acepto? Si respondo que sí ¿luego me voy a sentir mal conmigo mismo/a?, ¿me terminaré sintiendo manipulado/a por la otra persona? ¿pensaré que es injusto tener que hacer lo que he aceptado?
Si decides negarte, di NO de forma calmada, con claridad, sucintamente y sin grandes explicaciones ni rodeos. Escucha lo que la otra persona tiene que decir y muestra seguridad y firmeza en tu respuesta. A veces, llegamos a ser capaces de decir NO, pero la otra persona consigue manipularnos a través de comentarios o actitudes, y terminamos finalmente aceptando lo que no queríamos aceptar en un principio (y, lo peor, dando muestra de que somos manipulables).
En ocasiones podemos tener una actitud proactiva y proponer alternativas cuando rechazamos propuestas de otras personas. Por ejemplo, un amigo quiere que le acompañes a ver una película, pero no te apetece nada; puedes negarte a ir y proponerle otro plan para pasar la tarde que les guste a ambos.
Si decides negarte, no le des muchas vueltas. Si temes ser rechazado al negarte ante alguna petición, ten en cuenta que, en general, las personas que realizan peticiones pueden situarse en dos grupos. Están los abusones que siempre se intentan aprovechar de los demás; pararles los pies no debería ser motivo de preocupación para ti. Y luego están las personas no abusivas que sí que necesitan ayuda. Tanto unos como otros no es probable que ante una negativa tuya se queden pensando en ti y dándole vueltas en sus cabezas preocupados porque les dijiste NO. En general, seguirán adelante hasta encontrar a otra persona que acceda a su petición o les ayude. Así que mejor no te quedes enganchado mentalmente preocupándote por lo que puedan pensar de ti, no sobredimensiones en tu mente la situación ni sus posibles consecuencias.
Si alguien te rechaza o te trata mal por haberle negado algo, dale tiempo y espacio para reflexionar; generalmente la gente recapacita sobre su conducta y sus reacciones inmediatas. Y si esto no ocurre y te siguen rechazando, tal vez debas reflexionar tú sobre qué era lo que esa persona esperaba de ti.
Ah, y no olvides que un profesional te puede ayudar a entrenar la asertividad.
¡Gracias por leerme, te envío un abrazo terapéutico!