Redes sociales en la adolescencia

Por: Mavis Suárez

He pensado mucho antes de escribir sobre este tema, porque sé que genera controversia son millones las personas en todo el mundo, especialmente adolescentes y jóvenes, que se han dejado seducir por las nuevas tecnologías e internet, incorporándolos en su vida cotidiana, en sus comunicaciones y en sus vínculos. Sin embargo, la aparición de diferentes aplicaciones ha estado ligada al desarrollo de conductas altamente adictivas.  

Tengamos en cuenta que la identidad es un aspecto esencial en el desarrollo de los adolescentes y su construcción finaliza con la configuración de una personalidad sólida y estable en el tiempo, que aspira a un buen acoplamiento entre el ideal de vida para ellos/as y la sociedad en la que vive. Los adolescentes se encuentran en un proceso que les permitirá acceder a una identidad personal sólida, a un sentido de seguridad respecto a quiénes son y a lo que desean ser y a un sentido de la intimidad. También forma parte de este proceso de construcción adolescente, el desarrollo de la sexualidad. De acuerdo a su desarrollo, cada adolescente generará estrategias adaptativas o desadaptativas en el manejo de las redes sociales que favorecen o dificultan la construcción de su identidad. 

En la adolescencia el grupo de pares pasa a ser muy relevante en la construcción de la identidad y se transforma en un referente para ir modulando ciertos aspectos personales, dependiendo de la retroalimentación que se reciba. El feedback virtual puede ser perjudicial para algunos adolescentes, ya que se pueden expresar desde el anonimato, con un distanciamiento afectivo importante, con un bajo nivel de empatía, con una utilización del “pensamiento hablado” y con una gran dificultad para evaluar lo que sus mensajes están generando en el otro. Todo ello tiene consecuencias negativas en la construcción de la identidad de los jóvenes, especialmente cuando la difusión de contenidos negativos o descalificadores se propaga muy rápido, alcanzando niveles insospechados.

Otro elemento a considerar es la dificultad que tienen algunos adolescentes para diferenciar el contenido público del privado. No logran acceder a una conciencia que les permita evitar exponerse o verse expuestos a situaciones que, en lo inmediato, les pueden generar altos niveles de estrés y daños importantes en la visión de sí mismos, con serios riesgos para su salud mental.

Sin embargo, también es posible transmitir a través de la web, mensajes claros y seguros, produciéndose con ello oportunidades enriquecedoras para el propio desarrollo, pudiendo llegar a ser la comunicación online un referente importante en algunos tópicos, no todo en las redes es perjudicial para los adolescentes.

¿Entonces dónde está el punto medio?

Es necesario, al comunicarse en forma virtual, que los adolescentes logren releer lo que quieren transmitir y sean cuidadosos en los momentos de alta intensidad emocional, lo cual va ligado a su capacidad de reflexión, de control de impulsos y de postergación de la satisfacción inmediata de una necesidad. Es por esto que resulta fundamental la guía y la educación que puedan realizar los adultos significativos, tanto en la generación de filtros informáticos, como en el desarrollo de la capacidad de autocontrol y autodirección en la red.

¿Qué edad es buena para empezar a usar redes sociales?

Yo recomiendo a los padres y adolescentes como profesionales que debemos procurar que hasta los 12-13 años no accedan a las redes sociales o, al menos, que no lo hagan sin supervisión y con un contrato firmado previo entre padres e hijo/a.

Debe haber previamente una educación diaria y supervisión y es nuestra responsabilidad como adultos enseñarles a valorar las situaciones que pueden encontrarse y las posibles consecuencias que les puede traer el uso inconsciente de las redes sociales donde lo importante es aparentar y adquirir likes como recompensa por estar en las redes. Recomiendo no dar por sentado que nuestro hijo /a es capaz de gestionar un perfil de manera responsable. Para ello hay que dialogar previamente y llevar la iniciativa mediante el acompañamiento, negociación, límites cuando hacen falta y coherencia en las normas acordadas de su uso previo mediante contrato. 

Los padres deben ser ejemplo y tener claro este punto. Si como familia tenemos asentados usar las redes sociales como aire que respiramos… es decir, somos una familia “Empantallada”, empezamos ya con dificultades a la hora de educar a nuestros hijos/as en el uso adecuado de las redes sociales. Si la familia mantiene prácticas inadecuadas, será más difícil para esta lidiar con la tendencia de los jóvenes adolescentes a que el uso del teléfono pase de ser un simple medio de comunicación con sus padres al principio de su uso a convertirse en una necesidad indispensable para la vida. 

Les dejo algunas recomendaciones que pueden ser útil para principiantes:

Les recomiendo acordar horarios de uso, dado que el efecto más inmediato del uso prolongado del móvil es acabar retrasando cada día el momento de realizar sus deberes o estudiar y deja de lado las responsabilidades que tiene asignadas en casa y pasar tiempo de calidad en familia. El aumento de las agresiones de tipo verbal causadas por el incremento de los niveles de ansiedad provoca estar cada vez más tiempo conectado, llegando incluso en ocasiones a agresiones físicas. 

Pero sin irnos del tema vamos a dejar algunas recomendaciones para padres/madres/cuidadores para ayudar proteger la intimidad de los adolescentes, entre las que destacan las siguientes: 

Enseñarles a sus hijos/as las consecuencias negativas de no exponer información sensible, como pueden ser nombres y apellidos completos, DNI, dirección de la vivienda, número de teléfono, ser selectivos en las solicitudes de amistad. No hacerse fotos en la puerta del centro de estudios. 

Los adultos deben supervisar y planificar el uso de las redes sociales de sus hijos/as. Además, deben establecer un equilibrio seguro respecto a su privacidad. Conforme los menores van creciendo y adquieren más habilidades de alfabetización digital, se puede aumentar gradualmente su autonomía, independencia y tiempo de exposición. 

La realidad es que la exposición de los adolescentes ha contenido que promueva discriminación, prejuicios, odio o acoso cibernético dirigido a grupos específicos por motivos de raza, etnia, género, orientación sexual, religión o discapacidad, genera un signo problemático de las redes sociales. 

Del mismo modo, se debe limitar el uso de las redes sociales por parte de los adolescentes respecto a contenidos relacionados con la belleza o la apariencia y los padres ser mediadores de lo que interpretan sobre estos temas, dado que puede ser resultado de problemas psicológicos graves. 

Se debe conjugar la información científica junto con el conocimiento de las fortalezas, debilidades y contexto específico de cada adolescente, familia y entorno. No obviando el nivel de madurez de cada adolescente. Estos aspectos incluyen sus habilidades de autorregulación, su desarrollo intelectual, su comprensión de los riesgos y su entorno familiar.

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