Me estoy aburriendo de
mi pareja...
Por: Mavis Suárez
El aburrimiento es una experiencia habitual en nuestras vidas: ¿quién no ha sentido momentos de tedio? Respecto a la relación de pareja, la sensación de aburrimiento tampoco es algo inusual ni necesariamente indicativo de fracaso. ¿Debemos alarmarnos? Pues eso dependerá de lo que nos esté transmitiendo ese aburrimiento sobre nuestra relación. Lo que sí es importante tener claro es que el aburrimiento relacional es necesario afrontarlo.
Al inicio, la relación de pareja suele ser emocionante, divertida, llena de experiencias novedosas y estimulantes. El aburrimiento suele aparecer habitualmente más adelante, cuando la pareja se estabiliza y se establecen las rutinas de la vida cotidiana. El aburrimiento que nos trae la monotonía puede socavar la chispa inicial y hacer tambalearse la relación. El amor y la pasión no bastan; llega un momento en que hay que hacer frente cada día a responsabilidades ineludibles (familiares, domésticas, laborales, etc.), y lo rutinario es el caldo de cultivo de eso que llamamos aburrimiento, que se puede manifestar en forma de falta de entusiasmo, sensación de previsibilidad o de ausencia de hechos emocionantes, desinterés, desmotivación, insatisfacción…
Causas del aburrimiento en la pareja:
Evaluar por qué nos estamos aburriendo en nuestra relación tiene su importancia, ya que de lo que descubramos deben derivar nuestras acciones al respecto.
- Déficit de comunicación significativa. Siempre comento que una pareja no son dos personas que viven bajo el mismo techo y comparten las facturas. Las relaciones funcionan a través de la comunicación. No comunicarse no necesariamente significa estar de acuerdo en todo hasta el punto de no tener nada que decirse. Una pareja que funciona bien siempre tiene algo que comunicarse. Incluso las discusiones y conflictos —temidos y evitados por algunas personas— son algo normal en cualquier relación, y abordados de forma efectiva pueden afianzar el vínculo de forma saludable.
- No tener intereses y/u objetivos en común. Hay parejas que, llegado un momento, se dan cuenta de que, o nunca tuvieron o ya no tienen intereses u objetivos compartidos. Quizás el momento de atracción pasional inicial ha pasado y entonces se hace evidente una falta de compatibilidad en aspectos importantes entre ambos. O quizás ambos han evolucionado como persona hacia direcciones distintas y se hacen conscientes de ello, instaurándose una situación de desgaste y aburrimiento.
- Indiferencia respecto a la relación. Una relación que no nos importa no la vamos a cuidar. Cuando se ignora a la otra persona y se pasan por alto sus necesidades está claro que la relación no puede estar resultando amena, o para una parte o para ambas.
- Déficit de independencia. Formar una pareja no significa disolver a las dos personas que la componen hasta hacerlas desaparecer para formar un proyecto común. Todos nosotros necesitamos disponer la capacidad de llenar nuestro tiempo y tener vida más allá de la otra persona. Si dependemos de la relación para sentirnos plenos, será más probable que aparezcan, tarde o temprano, la frustración y el aburrimiento.
- Momento de la relación. Las parejas que duran lo suficiente siempre atraviesan épocas distintas, algunas más estimulantes y otras más calmadas en las que puede surgir esa sensación de aburrimiento.
- Habituación a dinámicas disfuncionales. Hay personas con una historia previa de relaciones caóticas, difíciles, lo que actualmente suele denominarse “tóxicas”, incluso abusivas. Es posible que estas personas no conozcan la estabilidad y la seguridad en una relación, y cuando se encuentran con una situación de este tipo lo interpretan como signo de aburrimiento e incluso se precipitan en terminar, pensando por ejemplo que no hay suficiente amor o “chispa”. Digamos que se han acostumbrado a vivir relaciones tormentosas, han normalizado la inestabilidad relacional y esperan esa adrenalina.
- Dificultades personales o conjuntas. Si un miembro de la pareja o ambos están pasando una mala racha y la atención se focaliza en alguna preocupación importante (salud, trabajo, economía familiar, etc.) es posible que la relación se resienta.
- Renuncias. Cuando uno o ambos miembros de la pareja renuncian a cuestiones importantes de su vida para llevar adelante la relación, a la larga puede aparecer frustración y, lo peor, podemos terminar achacando nuestra insatisfacción personal a la relación o responsabilizando incluso a la otra persona. Una situación así puede llevar al desgaste.
¿Qué efectos puede tener el aburrimiento en una relación?
Yo diría que cualquier causa que introduzca insatisfacción en la pareja, entre ellas el aburrimiento, puede afectar los diversos aspectos de una relación. Se puede deteriorar la comunicación; es posible que disminuyan las relaciones íntimas y la sensación de conexión en general; los conflictos y discusiones pueden hacerse más frecuentes y tener un peor manejo. Es posible que, si la situación se prolonga, surjan dudas sobre la relación, sensación de aislamiento emocional… Es decir, cuando algo nos chirría en la relación, pero no conseguimos abordarlo adecuadamente, al final el efecto puede ser como la bola de nieve que va agrandándose cada vez más y afectando a más aspectos de la pareja.
¿Cómo abordar el aburrimiento en pareja?
En principio, hay que reflexionar sobre qué nos está diciendo ese aburrimiento respecto a nuestra relación. A veces será una señal de alarma que nos permitirá cambiar el rumbo para intentar salvar, reforzar o enriquecer la pareja; otras veces nos estará mostrando algo insalvable. Será hora, por tanto, de reflexionar sobre si quedarse o irse.
Pueden indicar que es hora de quedarse y luchar contra el aburrimiento:
- Te das cuenta de que la estabilidad relacional es lo que te aburre porque te causa sensación de monotonía y previsibilidad, y estás dispuesto/a a abordarlo con tu pareja, buscar formas de romper con la rutina y compartir tiempo de calidad.
- Reconoces que se trata de una época difícil, pero quieres continuar con la relación a pesar de la mala racha.
- Encuentras factible y deseas adaptarte a las nuevas condiciones de tu relación. Por ejemplo, entiendes que las necesidades tuyas y/o de la otra persona han cambiado, pero eso no supone un motivo de ruptura para ti, sino más bien la necesidad de realizar ajustes o adaptaciones.
- Tienes claro que el problema está en ti y no en la relación ni en la otra persona, y asumes que si terminases la relación o cambiases de pareja seguirías teniendo problemas del mismo tipo, por lo que decides trabajar este punto en pareja y no a solas. Ejemplo: reconoces que has tenido varias relaciones disfuncionales en tu vida y te has acostumbrado a vivir como en una montaña rusa de emociones, unas veces agradables y otras desagradables, pero siempre muy intensas → entiendes que, por tanto, el aburrimiento que estás experimentando no se debe realmente a no estar haciendo algo interesante o a que tu relación no te satisfaga, sino a esa necesidad de intensidad emocional que no encuentras en tu vínculo estable actual → decides que no tienes interés en cambiar de pareja ni de renunciar a ese vínculo seguro y estable, sino que sólo necesitas buscar la forma de combatir esa sensación de aburrimiento.
Pueden indicar que es hora de irse:
- Sientes que te aburres porque ya no hay amor o interés por conservar la pareja.
- Descubres que sólo estás en pareja por costumbre o por miedo a estar solo/a.
- El aburrimiento te está pasando factura en tu salud física o mental.
- Te das cuenta de que tienes que trabajar en ti y no puedes luchar en ese momento por tener una relación saludable.
- Sientes que esa relación no cubre tus necesidades y, siendo realista, sabes que no va a poder cubrirlas.
¿Qué hacer cuando queremos luchar contra el aburrimiento en la relación?
Cuando ya hemos reflexionado sobre el aburrimiento que sentimos y hemos decidido seguir con nuestro proyecto de pareja, es esencial romper con la monotonía.
Si te aburre que en tu relación sólo ocurran las mismas cosas previsibles de siempre, es hora de comunicarte con tu pareja. Una comunicación honesta y abierta es el primer paso para ponerse manos a la obra. Pueden experimentar aburrimiento en la relación ambos o sólo uno de los miembros de la pareja, pero difícilmente se puede luchar frente a él de forma unilateral. Cada cual puede llenar su tiempo sin el otro, pero la idea de estar en pareja pasa también por tener una conexión y un proyecto conjunto.
El aburrimiento relacional puede combatirse introduciendo novedades en las interacciones de la pareja a todos los niveles. No se trata de necesariamente de grandes cambios; pueden incluirse sorpresas, programar citas novedosas o viajes, realizar actividades juntos que satisfagan a ambos… La intimidad también entra dentro de los aspectos que se pueden volver monótonos en una pareja, e introducir variedad consensuada en ese territorio puede ayudar a reavivar la chispa.
Por último, decir que, si la situación de aburrimiento se prolonga, siempre podéis considerar la posibilidad de acudir a terapia de pareja.
Gracias por leerme, ¡un abrazo terapéutico!