Sentido común o inteligencia emocional

Por: Mavis Suárez

“Muchas veces estamos en continua batalla pensando si esa persona es más lista que aquella, por las decisiones que toma. Pienso que hay que ser inteligente, tampoco es necesario una inteligencia emocional, me refiero que cuando tomamos decisiones hay situaciones a las que le damos excesiva importancia, y otras no tanto, y puede ser que a otras no le demos ninguna”; ¿Qué papel juega el sentido común, para distinguir que nos conviene, y como influye este en las decisiones que tomamos? 

Cuando el famoso libro de Daniel Goleman “Inteligencia emocional” (1995) se publicó, nos hizo a los psicólogos varios favores.

El primero, fue desempolvar un concepto académico (acuñado en 1990 por los profesores John Mayer y Peter Solvey, pero que dormía el sueño de los justos) con amplia aplicabilidad en el mundo de las emociones. Para Goleman, la inteligencia emocional es la capacidad para reconocer nuestros propios sentimientos y los de otros, para motivarnos y para gestionar nuestras emociones y nuestras relaciones con otros.

El segundo, colocar ante el gran público una serie de reflexiones, que no por ser de sentido común, se aplicaban poco en la práctica de las relaciones personales. De hecho, fue el primer, y hasta la fecha el único, libro de psicología que se ha convertido en un best seller mundial ahí lo dejo como dato. 

En resumen: metamos las emociones en la ecuación de nuestras vidas, bien entendidas y gestionadas, y rendiremos más y mejor. Pero si solo se trata realmente del uso inteligente de las emociones, entonces hagamos intencionalmente que nuestras emociones trabajen para nosotros utilizándose de manera que nos ayuden a guiar nuestra conducta y nuestros procesos de pensamiento, de manera que produzcan mejores resultados en nuestras vidas. Y solo con esto será suficiente para tomar decisiones acertadas. Lamento decirles que no es suficiente. 

Pero, ¿qué papel juega entonces el sentido común en nuestras vidas?, si según Goleman autor de Inteligencia Emocional, afirma que este tipo de inteligencia es incluso más importante que la inteligencia académica, ya que es la que nos permite participar y compartir con los otros seres humanos en un ambiente armónico y en paz. 

¿Se podrá entonces llegar a un mayor desarrollo personal, social y económico, a sentirse a gusto con uno mismo, con los semejantes y con el universo social en el que uno vive? ¿Agradecer las cosas a los demás, hablar con el niño interior, colgar deseos de un árbol, o decirse por la mañana qué valioso y capaz es uno, será suficiente?  A pesar de que esas descripciones pueden sonar caricaturescas, se encuentran en la práctica de los libros y artículos científicos sobre Inteligencia Emocional, y lo cierto es que nos olvidamos muchas veces de usar el más sentido de los comunes, el sentido común, ese que nos ayudará como dice mi compañero Sergio a distinguir: “lo que vale de lo que no vale la pena”. 

Sin embargo, considero que uno de los problemas más básicos de este concepto es que no sostiene una versión científica ni precisa de lo que es la Inteligencia ni de lo que es la (Emoción). En sus textos documentados sobre este concepto que esté documentado y podemos ampliar…se observa una versión vulgar y coloquial de estas ideas: La emoción es lo que uno siente, es el corazón; la inteligencia, la capacidad de comprender y moverse en el mundo. Pero no solo somos emoción e inteligencia, se olvidan de la noción de emoción e inteligencia como procesos lábiles, un tanto misteriosos, indeterminados, interpretables y culturalmente determinados, porque nuestra cultura, biología, ideas, creencias, experiencias psicológicas también condicionan nuestras emociones. 

Por ello, aún de manera rápida, convendrá precisar estos conceptos. Puede ocurrir que una persona sea inteligente, es decir, desarrolle una conducta apropiada en un medio, y a la vez no lo sea en otros medios. Es por ello que en mi opinión profesional lo que existen son acciones inteligentes, llenas de sentido común. 

Que nos permiten distinguir entre que vale la pena y que no. Entonces concluimos que la psicología ingenua nos permite entender para qué sirve el sentido común. Y si un principio fundamental de la psicología ingenua es la creencia de que el hombre es capaz de dominar la realidad, gracias a la previsión y al control de las situaciones emocionales adoptando comportamientos variables y transitorios en diferentes situaciones con una cierta estabilidad, estimado lector qué sería en tu opinión la inteligencia emocional sin sentido común…

En cualquier sitio donde existe un problema, por muy escondida que esté, existe una solución. Aunque lo verdaderamente complicado es encontrarla y suele pasar principalmente porque las soluciones suelen esconderse en un lugar donde no estamos acostumbrados a buscarlas: en el sentido común. Y así es como se toma decisiones. 

Dedicamos media vida a diseccionar los problemas centrando nuestra atención en aquello que nos obstaculiza en vez de mirar más lejos y centrarnos en la búsqueda de la solución que es lo que de verdad nos dará la energía suficiente para esclarecer la estrategia. La solución no tiene necesidad de explicaciones previas del problema, sino que será la solución lo que conducirá al descubrimiento del modo de funcionamiento del problema. Son las soluciones las que deben explicar los problemas y no al revés. Te dejo algunas estrategias…

Utilicemos solo unos instantes para definir el problema desde el sentido común ¿En qué consiste?, ¿Quién está implicado?, ¿Dónde se produce?, ¿Cuándo aparece?, ¿Cómo funciona? Como nuestra mente estará sesgada por el problema, deberemos salir de ella y definir también el problema desde la perspectiva de otras personas que conozcamos bien. Definir el problema desde diferentes perspectivas nos abrirá nuevos escenarios.

Esto nos servirá para sacar de la mente los “porqué” y llenar la mente de “cómo”.  Y ya sabéis, aunque este muy escuchado, “no busques resultados diferentes haciendo siempre las cosas igual”. Y, ante todo. SENTIDO COMÚN. 

 Y así como “El sentido común es el menos común de los sentidos” como cita Voltaire. Ya definía Voltaire su frase como el hecho de que «no siempre se da o se percibe unanimidad sobre lo que es realmente lo lógico o lo esperable en cada situación». Yo reflexiono entonces que la ausencia de sentido común impide que un sistema inteligente comprenda su mundo, que se comunique de forma natural con las personas, que se comporte razonablemente en situaciones imprevistas y que aprenda de nuevas experiencias, de que nos vale ser inteligente emocionalmente sin carecemos de sentido común.

Cómo siempre te dejo un abrazo terapéutico

2 comentarios en “Sentido común o inteligencia emocional”

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