Tengo un pensamiento recurrente

Por: Mavis Suárez

Los pensamientos recurrentes son como visitantes no deseados que irrumpen en nuestra mente, robándose la paz interior y perturbando nuestro equilibrio emocional. Cobran tanto realismo que nos vemos obligados a hacerles caso.

La Diferencia Crucial: Tú no Eres tus Pensamientos

Lo primero que tienes que aprender es a diferenciar: tú no eres tus pensamientos. Lo que a las personas nos define es nuestra forma de comportarnos, lo que hacemos, no lo que pensamos.

De hecho, podemos pensar en mil fantasías que sabemos que no realizaremos nunca, como puede ser volar entre las nubes como si fuéramos pájaros. A este tipo de pensamientos no les damos valor porque sabemos que son pura fantasía. Pero sí que les damos credibilidad y valor a los que no controlamos, a esas ideas que irrumpen en nuestra mente sin ser elegidas por nosotros/as. Y este es en gran parte el origen del miedo, la falta de control: ¿cómo puede mi mente funcionar sola?, ¿por qué no puedo pararla?, ¿la ausencia de control es una señal de que me estoy volviendo loco/a? No. Quédate tranquilo/a.

Es cierto que existen ideas delirantes que tienen que ser tratadas incluso con medicación, son pensamientos desconectados de la realidad. Pero la inmensa mayoría de nuestros miedos no son más que eso, miedos, pero no verdades.

Nos asustan tanto que si tuviéramos un ranking de pensamientos estos se llevarían siempre el primer premio. No porque lo merezcan, sino porque nosotros les otorgamos esa importancia, y al dársela, nuestro cerebro nos los repite una y otra vez. ¿Por qué no se repiten en tu mente otro tipo de pensamientos? Solo porque para ti no son importantes, no te asustan.

Una persona que tiene miedo a las enfermedades y le rondan mil ideas relacionadas con contagios y demás, seguro que no le preocupa si perderá el trabajo. Mientras que la persona atemorizada por perder el trabajo, le da igual una nueva peca en su brazo, jamás pensaría que puede ser un tumor.

Cómo siempre, aquí te comparto nueve recomendaciones terapéuticas para aprender a relacionarte adecuadamente con ellos:

1. Son solo pensamientos

Y nada más… 

2. No te enredes con ellos

No les des palique, no les hables, no les invites a tomar café a tu casa. El problema de rumiar es que es adictivo para la mente, cada vez quiere más. Si hasta ahora no ha aparecido la respuesta que te deja tranquilo después de tanto tiempo pensando, seguir haciéndolo tampoco te va a aclarar.

3. No razones con lo que es irrazonable

Sin intervenir en ellos.

4. No saques juicios de valor de esos pensamientos.

¿Para qué? No dicen nada de ti, ni de tu futuro.

5. Aprende a observarlos sin más

¿Para qué? No dicen nada de ti, ni de tu futuro.

6. Ni se te ocurra enfadarte por no controlar la situación.

De hecho, no buscamos controlar nada, ni siquiera buscamos que desaparezcan. Lo único que buscamos es no prestarles atención, como el niño que tiene una rabieta de mil pares de narices y simplemente esperamos de forma paciente a que se le pase, sin regañarle ni amenazarle.

7. Deja que se alejen

Toma distancia con tus pensamientos. 

8. Trata de vivir el momento

No es una utopía, es un ejercicio de atención al presente.

Cuanto más pendiente estés de lo que está ocurriendo en tu ahora, en tu trabajo, en esa comida, mientras te duchas, cuando hablas con alguien por teléfono, menos energía y lugar tendrá tu mente para atender otros temas. No podemos estar de forma consciente y plena en dos actividades a la vez.

Así que, si entrenas para estar concentrado y atento al momento, estarás contrarrestando la fuerza que tienen los pensamientos intrusos.

9. Aprende a ser agradecido con tu mente

“Gracias mente por recordarme que tengo un pensamiento que dice…”. Recuerda, es un pensamiento que dice…, no tú.

Aprende a diferenciar entre rumiar y reflexionar. Reflexionar es el punto de partida para analizar, tomar decisiones y actuar. Mientras que rumiar es un acto bucle. Se repite lo mismo una y otra vez, sin salida y sin soluciones, pero con mucha angustia. Rumiar es disfuncional.

El pensamiento puede compararse a la actividad de una gran orquesta en la que  intervienen muchos músicos e instrumentos. Para dar lugar a una interpretación aceptable debe haber una partitura y un director de orquesta. La metacognición es la partitura y el director que hay detrás del pensamiento. La metacognición es la cognición aplicada a la misma cognición y, de ese modo, monitoriza, controla y evalúa los productos y el proceso de nuestra conciencia en terapia aprenderás estrategias que te permitirán ser el director de la orquesta y dejar de rumiar.  

2 comentarios en “Tengo un pensamiento recurrente”

  1. Ángeles Pestana

    Es importante encontrar quien pueda ayudarte a salir del infierno que muchas veces es tú mente. Sí, eres tú quien te hace daño y no te deja avanzar. Es necesario encontrar ayuda, el bucle puede ser cuasi infinito.
    Lo digo por experiencia propia.

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