Yo no quiero
compromiso, solo sexo

Por: Mavis Suárez

No me enamoraré tan fácil, quiero sexo sin amor, pero no estoy dispuesta a renunciar a sentir emociones, vaya mis contradicciones, lo sé, no me van los preámbulos y quiero ir al grano. No quiero compromiso, estoy mejor solo/a cuántas veces escuchamos este tipo de expresiones… Vamos a reflexionar juntos/as un poco. 

Vivimos en la “era líquida”, del amor en cuanto a relaciones no comprometidas, vivimos en la ambivalencia, tenemos ganas de relacionarnos, pero a la vez parece que ir más allá de la superficialidad, nos asusta, nos abruma o se convierte en una carga insoportable… Establecemos vínculos frágiles, deshonestos, contradictorios, la ambivalencia entre la seguridad del vínculo convencional y la “libertad” de la ausencia de compromiso tiene mucho que ver con los valores. Ahora las relaciones son un entretenimiento para obtener placer y satisfacción inmediata “consumiendo” a personas como si fueran artículos de estanterías de un supermercado, que vienen con fecha de caducidad incluida.  

Creemos que podemos controlar las relaciones que establecemos y dosificar la creación del vínculo auto engañándonos, dejando claro desde el primer día dos premisas muy comunes: “nada de enamorarse, nada de emociones”. La segunda premisa es estar alerta para “controlar y dosificar la frecuencia para no engancharme”. 

La realidad es que este modelo nuevo que llevamos por bandera a la hora de relacionarse, ante el asfixiante modelo de pareja tradicional o relaciones comprometidas y condenadas al fracaso, y por miedo a la soledad, o a perder el status en muchas ocasiones nos atrapan hasta vivir un calvario siendo pequeñas empresas pagando facturas. Y hemos pasado de la libertad al libertinaje, nos hemos convertido en mercenarios del amor líquido y sin responsabilidad afectiva. 

Esto parece que se complica con los términos de moda en las redes sociales, donde estamos más ocupados en leer los signos visibles, pero no en ponerle fin. Sí, hasta el momento el ghosting se había convertido en la práctica más recurrente entre las personas que no quieren tener responsabilidad afectiva de ningún tipo, siguiéndole muy de cerca otras prácticas como: Breadcrumbs. Roaching. Orbiting. Love bombing. Entre otros… esto da para un artículo más, ahora se le une el Benching, que responde al clásico “No termino la relación, pero te tengo de reserva por sí”. Este es el refrán de toda la vida “El perro hortelano”. Cuando parece que ya no me llamará más y pasé el duelo, aparece como si nada, y hace que yo esté alerta a sus pariciones porque es lo habitual. Sufro y no termino de romper esa relación, vínculo o situación con la otra persona, ya que estas apariciones hecha gasolina a la interminable espera y mantienen una falsa esperanza de retomar lo que tenían antes, generando a su vez dependencia hacia la otra persona, dado que entre col y col siembra lechuga. 

Entonces llegados hasta aquí cuál el plan, yo recomiendo que distingas entre deseo y amor, qué quieres para tu vida, qué quiere el otro/a contigo, qué quieres tú con él/ella y entre amor líquido y sin compromiso pongas en balanza siempre si ese encuentro ocasional de sólo una noche, donde parece que todos los términos de esa experiencia que vamos a vivir la tenemos bien cerrada por contrato, de repente al día siguiente aparece una emoción inesperada, que hace que nos planteemos prorrogar, pero surgen miedos, inseguridades, experiencias pasadas traumáticas etc. Y aquí aparece el pánico que nos inunda y hace que no encontremos el punto intermedio entre nuestra libertad de conocernos a nuestros ritmos y ver que pasa la seriedad de una relación importante que va encaminada al compromiso. 

Se trata de ir en la misma línea de vida, perdonando mi despotismo en esta expresión, para los más entendidos en el lenguaje cuidado, veamos una relación, la que sea como una carreta con dos bueyes que vamos acompasados en el trayecto y si ambos queremos nuevos campos de pastoreo continuo “sexo”, debemos ser conscientes que estamos pisando terreno minado porque puede que uno de los dos se termine comprometiendo con la relación mientras la otra ansia buscar nuevos caminos. 

No perdamos de vista para terminar esta reflexión que espero te sea útil que hay un grupo amplio de personas que acuden a consulta presumiendo de vivir bien en soledad, cuando muchas veces descubren que estaban huyendo de ella y aun deseando relación estable y a largo plazo, presumimos de solo preferir placer sexual despreciando cualquier tipo de compromiso. Otros continúan en la búsqueda de ese alguien que cuando por fortuna lo encuentran no saben que quieren de él o ella y tampoco se molestan en preguntar qué quieres conmigo.

La realidad por mi experiencia profesional diaria es que yo añadiría en mi humilde opinión que lejos de aportar por relaciones seguras, completas, fuertes, sólidas, donde amamos y nos aman. Nos escondemos en el miedo, a mostrarse, a sufrir, inmadurez emocional, piensan que algo va a ir mal, son personas muy independientes, se fijan constantemente en los aspectos negativos del compromiso, inestabilidad emocional, conflictos de pareja previos traumáticos dependencia emocional, pensamientos de ruptura miedo a la inseguridad afectiva y al desamparo emocional.

1 comentario en “Yo no quiero compromiso, solo sexo”

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